miércoles, 25 de julio de 2012

Capítulo 5. Segunda parte.


Nadie de los que esperábamos la noticia consigue reprimir la alegría. Una chica rubia se lleva las manos al pecho mientras sonríe. Un chico aprieta sus puños con fuerza mientras se muerde los labios. Ariela y yo nos miramos y nos cogemos de la mano. Pero nadie se da cuenta de la alegría de los demás, cada uno se encuentra inmerso en sus emociones. Señalando a las personas que le acompañan, Salvador continúa con su explicación.

-          Estos son algunos de los profesores que tendréis, pero obviamente, no los únicos. Estos, además son los representantes de la compañía. El resto se encuentra dando clase al resto de los grupos, ya que, como sabéis, en este complejo también formamos a los nuevos bailarines.- Señala al señor de la prueba médica.- Este es el señor Paul Normington. Él será vuestro médico. Por último, - dice mientras señala al chico joven.- Enrique será vuestro fisioterapeuta. Tenéis el derecho de asistir a él tantas veces como queráis, siempre que pidáis cita. Todos los gastos los cubre la empresa. Os recomiendo que asistáis al menos una vez por semana para evitar contracturas. A continuación os daré unos documentos que debéis rellenar con vuestros datos personales. Mientras, desvestíos para tomaros algunas medidas.

Nadie pronuncia ni una palabra. Nadie se atreve. Nos limitamos a cumplir órdenes. Todos nos quedamos en mallot, mallas, medias, y diversas prendas ajustadas. Nos hacen quedarnos descalzos y van midiéndonos, pesándonos y tomándonos medidas a cada uno de nosotros. Quizá haya personas de diez nacionalidades distintas en el grupo. Todos somos jóvenes. El mayor del grupo no llega a los veinticuatro.  Mientras unos se pesan, otros son medidos, y otros aprovechan para rellenar las matrículas. Mientras, Don Salvador continúa informándonos sobre algunos aspectos.

-          Como observáis, sois catorce miembros. Y como recordaréis, sólo habían nueve vacantes. Seis de vuestros compañeros son veteranos. Si tenéis alguna duda podéis comentarla con ellos. Estos son María Isabella, Sergey, Tatiana, Jarek, Zdenka y William.

María Isabella es italiana, este año entra en la compañía su prima Angelica. Sergey y Tatiana son rusos, Jarek polaco, Zdenca es checa y Will es de Liverpool. Junto a ellos, formaremos parte del equipo una estadounidense, Ashley; un brasileño, Thiago; otra rusa, Irina; Paola, de origen argentino; una yugoslava, Marina (ella es la bonita chica rubia con la que también coincidí en la prueba de admisión); un irlandés, Thomas; Ari, y finalmente, yo.

-          Menuda mezcla ¿No?- Le pregunto a Ariela, quien responde guiñándome un ojo.
-          Me pido al brasileño.- Contesta. Entre risas, escuchamos las últimas indicaciones.

-          Bien chicos, entreguen sus hojas de inscripción a la chica de recepción y os fotocopiará vuestro documento nacional de identidad en el momento. La misma chica os entregará vuestros horarios. Los que vienen con beca deben anotar en la casilla de “observaciones” cómo la consiguieron para que nos pongamos en contacto con ellos. El resto, anoten los datos bancarios para cargar los recibos mensuales y el gasto de matriculación. Podéis marcharos. Nos vemos el lunes a las siete en el salón de actos. Sean puntuales.

Cada nuevo bailarín sale de clase deseando avisar a sus familiares y celebrar la nueva noticia.

Con la documentación en la mano, Ariela se fija en mi foto del carné de identidad. Casi se ahoga de la risa. Casi toda la fila se gira para mirarnos. Acto seguido le arranco el suyo de las manos.
-          Mierda, sales bien.
-          Claro que salgo bien. ¿Qué creías?- Ariela sonríe de forma exagerada.

Giro el DNI para ver el reverso. Sin quererlo, elevo la voz. De nuevo, vuelven a mirarnos.
-          ¡¿Diecisiete años?!
-          ¿Qué haces? ¡Cállate! – Riéndose me quita el carné de las manos.
-          ¿En serio? ¡Eres una cría!
-          Vaya, gracias vieja pelleja.
-          Vete a la mierda.- Las dos reímos.- Pensaba que tenías por lo menos diecinueve.
-          Pues ya ves. Soy toda una mujer.- Sonríe resplandeciente.

Hacemos cola durante unos diez minutos. En ese momento, todos hemos llamado ya a alguien.

-          ¡Mamá! ¡Me han cogido!
-          ¡Lo sabía mi vida! ¡Carlos! ¡La han cogido! ¡Enhorabuena!
-          Gracias. ¡ah! Y ya tengo compañera de piso.
-          ¡Eso es genial mi vida!
-          Bueno, voy a entregar unas cosas, luego hablamos ¿vale?
-          Vale mi vida, un beso.
-          ¡Bye!

Ariela hace lo mismo al mismo tiempo.

-          ¡Mamá! ¡Me aceptaron!
-          ¿En serio? Enhorabuena mi amor.
-          Gracias mamá, por cierto, encontré piso con una compañera del grupo. Envíame mis cosas por correo ¡me quedo en Londres!
-          De acuerdo, esta tarde lo preparo todo y mañana mismo te lo envío.
-          Está bien, ma. ¡Hablamos!
-          Hablamos.

También aviso a mis dos tesoros:
“Chicas, acabáis de recibir un mensaje de la nueva bailarina de la compañía México. Os quiero”

Recogemos los horarios, entregamos la documentación y salimos a la calle.
En el camino, escribo otro mensaje.

“Estoy dentro, esta semana iré a verle y le voy informando. Alba Marín.”

-          ¿Damos una vuelta?
-          ¡Sí! Hay que celebrarlo.
-          ¿Qué haces?- Pregunta Ariela.
-          Nada, aviso a mis amigas.- Contesto mientras guardo en el bolsillo de mi pantalón mi iphone.


En otra zona de Londres, un joven ambicioso que trata de ganar dinero fácil, recibe una llamada.
-          El material que me has mandado es una mierda. Aún no he salido de Inglaterra y ya he tenido que pegarle una paliza a una de las chicas.- El árabe habla un inglés perfecto, debido a los múltiples negocios internacionales que tiene entre manos.
-          Bueno, es de entender que las chicas traten de defenderse. Usted sólo exigió algunos requisitos físicos. – Contesta el chico tratando de mantener la calma, sabiendo a quién se enfrenta.
-          No me tomes por gilipollas. Mañana tengo que presentarlas y no puedo tratar de vender a una chica con la cara amoratada, por muy modelo que sea. Quiero una chica para esta antes de mañana.
-          Pero eso es prácticamente imposible… no puedo conseguirlo.
-          Créeme, lo harás. ¿Eres consciente de con quién estás tratando?
-          Sí, por supuesto.
-          Pues lo harás.
La comunicación se corta, el árabe apaga su cigarrillo en un cenicero de cristal. El joven ambicioso se echa el pelo hacia atrás y se acaricia la cabeza tratando de averiguar si no se habrá introducido en un mundo más peligroso de lo que se esperaba. 

2 comentarios:

  1. Muy interesante,seguiré por aquí,te sigo,un besito.

    http://siemprecositasmonas.blogspot.com

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  2. Mil gracias! yo también te sigo a ti! besitos!

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